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ESTRÉS, una epidemia en expansión.

ESTRÉS, una epidemia en expansión.


El estrés se produce cuando los sucesos de la vida, ya sean de orden físico o psíquico, superan nuestra capacidad para afrontarlos. Es una reacción automática del organismo ante una situación de peligro, ya sea una enfermedad, una nueva responsabilidad, un viaje en avión, etc. Cuando nos enfrentamos con dicha situación que nos genera miedo, se suceden en nuestro ser, una serie de cambios físicos, psíquicos y energéticos (modificaciones en neurotransmisores cerebrales, variaciones hormonales, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, activación del sistema nervioso simpático, dilatación pupilar, aumento de la presión arterial, manos frías y sudorosas, cierre de esfínteres, tensión muscular, aumento de la atención, miedo, temblores, etc.) que predispone al cuerpo y la mente a enfrentar la situación en cuestión. Es decir que el ser humano tiene incorporado este mecanismo de respuesta para defenderse, es un mecanismo fisiológico. El problema está cuando la respuesta aparece continuamente, ya sea por estar sometido a factores estresantes la mayor parte del tiempo o por una incapacidad de control, en donde la mente magnifica los estímulos externos transformándolos en factores estresantes cuando no lo son. Es decir que puede desencadenarse ante cualquier acontecimiento que signifique un peligro para la persona, ya sea real o no, acorde a la trascendencia que pueda tener para la persona dicha situación.
Los desencadenantes más frecuentes tienen que ver con el trabajo (exceso de trabajo, malas condiciones laborales, bajos salarios y jornadas muy largas, conflictos con los compañeros, adicción al trabajo, hiperresponsabilidad, etc.) y con la vida personal (problemas de pareja, divorcio, casamiento, nacimiento de un hijo, fallecimiento de un ser querido, mudanza, problemas económicos, etc.), estos son los ambientes donde pasamos la mayor parte de nuestras vidas.
Cuando la reacción de estrés se transforma en crónica, es decir el mecanismo está activado de forma permanente, comienza a dañar el organismo. El estrés crónico se asocia a desequilibrios:
· Físicos: patologías cardiovasculares (infarto, hipertensión arterial, palpitaciones), patologías gastrointestinales (úlcera, gastritis, reflujo gastroesófagico, acidez, colon irritable, alteración del hábito defecatorio), mayor predisposición a infecciones por alteración del sistema inmune, catarros, dolores de cabeza periódicos, sensación de estómago oprimido, garganta cerrada, abuso de alcohol, tabaco y drogas (legales e ilegales), tensión muscular asociada a lesiones (desgarros, contracturas, fibromialgias), sudoración excesiva, alergias, entre otros.
· Mentales/emocionales: dificultad para conciliar el sueño, falta de concentración, pensamiento de tipo obsesivo, irritabilidad, ira, amnesia, ansiedad, temores, ataque de pánico, pesadillas, depresión, idea de culpabilidad y preocupación excesiva, miedo, angustia, trastornos de la conducta alimentaria, disfunciones sexuales, entre otros.
En los días en que vivimos, estamos sometidos permanentemente a estímulos estresantes, la pregunta es… ¿qué se puede hacer? Lo primero es darnos cuenta que podemos estar ante una situación de estrés crónico, y que los síntomas que el cuerpo inteligentemente nos muestra son señales para encontrar el verdadero problema y hacer algo con él, lamentablemente vivimos en una sociedad muy acelerada, que no puede ni parece tener intención de parar, entonces cuando aparece el síntoma, aparece la pastillita salvadora para la ocasión, y de esta manera tapamos el síntoma y seguimos adelante. En algún momento el síntoma se transforma en enfermedad, y a veces, ni siquiera allí paramos… el cuerpo primero nos habla, después clama y finalmente grita. Es importante entender que el cambio tiene que empezar por uno mismo, en la medida que me modifico mi entorno se modifica.
Existen muchas herramientas para trabajar en ese cambio, para equilibrar nuestra salud física, mental, emocional y energética. Más allá de la ayuda profesional necesaria en cada caso (medicación, terapia, etc.) hay cambios que podemos empezar a generar desde nosotros y para nuestro propio bienestar. Por ejemplo, aprender a respetar los ritmos propios (ciclos de sueño-vigilia, trabajo-descanso), agendar las actividades con la máxima anticipación posible, evitando de esta manera, la sensación de no llegar a hacer en el día todo lo que debería hacer, respetar los tiempos para el descanso, el esparcimiento y para compartir con los seres más queridos, determinar en que quiero utilizar mis recursos (armar listas de prioridades acorde a mis ingresos)y ampliar mis objetivos de vida más allá de progresar económicamente, aprender a decir NO, a poner límites, suele ser muy efectivo cuando comienza a ser utilizada como herramienta, escribir (poner por escrito los pensamientos y preocupaciones), sin ninguna aspiración literaria simplemente como mecanismo de descarga, mejorar los hábitos alimenticios, realizar ejercicios aeróbicos con regularidad, y DEJAR UN ESPACIO EN EL DÍA PARA LA RELAJACIÓN Y LA MEDITACIÓN.
Es necesario entender que podemos aprender a relajarnos, que podemos vivir desde la relajación y no desde la tensión, y que de ésta manera se avanza con mayor fluidez, plenitud, disfrute, felicidad y paz.
Existen muchas técnicas para aprender a relajarse, como ser técnicas respiratorias, Reiki, Yoga, Tai Chi Chuan, etc. Cada persona encontrará una técnica acorde a su personalidad, sólo se trata de experimentar y elegir lo que me hace bien.
En mi experiencia personal, comencé a trabajar con Reiki hace algunos años y considero a éste sistema japonés de relajación y armonización natural una excelente herramienta para colaborar en el tratamiento del estrés. El Reiki combina ejercicios muy sencillos de meditación, respiración e imposición de manos. No se necesitan conocimientos previos para aprenderlo, el sistema cuenta con tres niveles y una maestría, cada nivel se enseña en una única jornada, con cada nivel se aprenden herramientas más profundas de relajación a medida que se avanza, es muy sencillo de aprender y practicar.
Con la práctica diaria (hay ejercicios de 5 minutos) ayudamos a encontrar el equilibrio físico, mental, emocional y energético.
Como tantos otros, considero al estrés como una epidemia, y es necesario trabajar en forma multidisciplinaria para su tratamiento. Las técnicas de relajación y meditación son excelentes herramientas para colaborar en el tratamiento del estrés y sus consecuencias.

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